miércoles, 4 de febrero de 2009

Las líneas de mando ideológico en las organizaciones.


Los costes externos de una organización se constituyen en base a la internalización de los pagos a la energía, a las materias primas, a las amortizaciones de maquinaria, a la financiación del capital circulante, a la distribución y a la propaganda de la producción.
  • Los costes externos no son modificables por las decisiones organizacionales, puesto que vienen determinados por el mercado.

Los costes internos de una organización se constituyen en base a la retribución de la fuerza de los productores, a la retribución de los vendedores, a los asistentes y a la remuneración de los organizadores.

  • Los costes internos son modificables por las decisiones organizativas en relación con la elasticidad de los precios de venta al consumidor, esto quiere decir que si los precios aumentan entonces las unidades de ventas de los productos disminuyen.

El rendimiento perpetuo del capital o el disfrute inquebrantable del éxito ideológico en las organizaciones obliga a batallar de continuo, para permanecer en el mercado o en la sociedad el mayor tiempo posible, esto hace que las fuerzas intraorganizacionales dediquen mucho esfuerzo en convencer al ciudadano, para que consuma sus productos, sus servicios o sus ideas.

  • Es por ello que los costes internos han de aminorarse, para vender más productos en el menor tiempo, al menor precio posible, con el máximo de beneficio por cada unidad de venta.
  • El coste interno de la retribución individual a los organizadores es muy difícil de aminorar, porque ellos son los que mandan, toman este tipo de decisiones y siendo muy pocos en la globalidad de todos los costes apenas figuran como un capítulo importante.
  • El coste interno de la retribución individual a los vendedores siempre tiene que crecer en los incentivos a la comercialización, porque ellos son la vitalidad de las organizaciones, ya que por cada unidad más de retribución incrementan más sus ventas y no pueden ser sustituidos por máquinas.
  • El coste interno de la retribución individual a los productores tiene un crecimiento limitado en incentivos a la producción, porque ellos tienen un rendimiento límite de fabricación que no pueden superar, son la mayor cantidad de recursos humanos en una organización y pueden ser sustituidos por máquinas.
  • El coste interno de la retribución individual a los operarios que asisten en la postventa a los consumidores compradores y al personal que asiste bien a los empleados o a los directivos, es el que mas se puede aminorar porque su desaparición deteriora las ventas y la producción con mucha demora, es un recurso humano que puede automatizarse con mucha facilidad y no es un empleado muy abundante en las cifras de toda la masa salarial de una organización.

Así pues la conjugación de los costes internos establece que el mayor coste individual es el de los organizadores, seguido por los vendedores y los productores quedando en último lugar los operarios asistentes.

Los costes originados en los incentivos a la producción y a las ventas, por un lado son detraídos de las retribuciones de los empleados asistenciales y por otro lado son añadidos al precio final.

Para poder aplicar estos criterios de retribución y que sean asumidos en la organización por todos sus miembros, es necesario que los organizadores establezcan estrategias gerenciales, constituidas por diseños de proyectos de mejoras de gestión y procedimientos de control expresados en normas, premios y sanciones.

Los proyectos organizacionales se ejecutan ejerciendo poder por la parte de los organizadores al restar poder a los organizados.

Los proyectos organizacionales persiguen conseguir dos objetivos básicos por un lado evitar los amotinamientos organizacionales y de otro lado obtener la mayor optimización económica de los recursos de la organización, para proporcionar el mayor rendimiento de los capitales invertidos y la mayor duración de la propia organización.

Para conseguir el no amotinamiento de los miembros de la organización se utilizan maniobras que conviertan a los individuos en sujetos obedientes, sumisos y renunciadores al reclamo de sus derechos.

  • Los organizadores maniobran para la desagregación de los grupos posibles mediante el “Divide y vencerás”, fomentando la rotación del personal, automatizando los puestos de trabajo, promoviendo la descomunicación entre los grupos por medio de la rivalidad y el uso de idiomas técnicos diferentes.
  • Los organizadores maniobran elaborando un conjunto de normas y costumbres muy difíciles de conseguir y cuyo cumplimiento añade mucho cansancio a las tareas habituales de los operarios, para que de esta manera no puedan pensar, criticar o agruparse contra el poder organizacional.
  • Los organizadores maniobran estableciendo un único criterio de premio correspondiente a los actos y actitudes de obediencia, aunque los premiados sean ineficaces.
  • Los organizadores maniobran sancionando a los insumisos mediante la despersonalización de sus autoestimas, aplicando el mobbing, vulnerando a los organizados mediante el quebranto de sus retribuciones y utilizando la muerte organizacional que provoca el despido.
  • Generalmente el criterio de sanción y de enjuiciamiento no es por “lo que se haya delinquido” sino para que “los demás no tomen decisiones autónomas”.

La ideología gerencial que subyace a estos tratamientos organizacionales viene determinada por dos ideas básicas.

  • La primera es que todo trabajo en una organización ha de estar encaminado a la búsqueda del beneficio económico o la optimización de los recursos organizacionales.
  • Y la segunda idea es que cualquier incumplimiento de los procedimientos de gestión es un sabotaje organizacional, por lo que cualquier empleado puede juzgarse y sancionarse con relación a su peligrosidad económica. Este criterio de sanción no viene recogido en ningún código penal ilustrado.

Sucede así que con estos sistemas de gestión, la fidelización de los empleados o los consumidores a sus corporaciones proveedoras no es un criterio organizacional importante.

  • Por lo que se evidencian altos índices de rotación en el personal trabajador, debido a las excesivas sanciones o las excesivas exigencias de objetivos inalcanzables.
  • Y se hace patente también la mucha variación en las decisiones de compra de los consumidores, entre las diversas marcas de un mismo producto empresarial, social o político, porque los asistentes de las organizaciones no les tratan con excelencia.

La conjunción de todos los organizadores de empresas o instituciones en la misma ideología.

  • Propicia que el buen orden interno de todas las corporaciones, no considere la dignidad de los recursos humanos internos, ni de los recursos humanos consumidores de sus productos.

De forma espontánea, y sin ningún mecanismo al efecto se ha fomentado una “Cartelización gerencial” de todas las empresas e instituciones, por la identificación ideológica de todos sus dirigentes.

  • Por lo que ningún trabajador en ninguna organización se siente a gusto y ningún consumidor se siente bien tratado por las empresas o las instituciones.

La similar exacta aplicación de los mismos procedimientos de gestión en todas las organizaciones.

  • Ha provocado que la mayoría de los empleados de las corporaciones sean desafectos a ellas por el maltrato que padecen.
  • Y esto trae como consecuencia directa que ya no se puedan aumentar las cifras de productividad y ventas aplicando violencia a los operarios, porque ese tipo de actuación ya no da mas de sí.
  • Entonces la única manera por la que se pueden incrementar las cifras de facturación, es a través del acrecentamiento desproporcionado de los incentivos a la producción y a las ventas que se proporcionan a empleados que van a durar poco en sus lugares de trabajo.
  • Todo esto implica una subida del precio de venta al público.

Estas estrategias han sido aplicadas al unísono por todas las asociaciones y así la subida de la inflación ha sido imparable durante los últimos veinte años y el consumidor se ha visto desposeído de sus patrimonios.

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